Otra vez la paloma
Venía de un olivar
con un ramito de olivo
la paloma de la paz.
Cruzó el blanco de la nieve,
durmió en la espuma del mar,
se vistió de pan y azúcar
y luego se echó a volar.
Cruzó la luna más blanca,
el cielo de la ciudad:
cien niños iban tras ella
con ramas del olivar.
Donde termina el día
y llora cada pinar,
siete guerras se mataban
por un granito de sal.
Los cañones destrozaban
cuerpos de nata y cristal.
Sobre el viento de la muerte
caminaba un general.
Los niños y la paloma
sacan el pecho al cantar:
La guerra se ha detenido.
Mañana empieza la PAZ
José González Torices
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